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Descripción archivística
Álvarez-Laviada y Alzueta, Manuel Madrid (provincia)
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Escolasticado de Nuestra Señora del Pilar

Intervención realizada entre 1942 y 1944 en un palacete del siglo XVIII de la escuela de Ventura Rodríguez situado en la antigua finca de Campo-Alarge, con el objeto de destinarlo a lugar de formación de religiosos de la Compañía de María. La obra consistió en anexionarle tres alas de tres plantas para cerrar un patio ajardinado y en mantener la construcción original como la fachada principal del edificio resultante.
El propio Moya explicaba el enfoque del proyecto de este modo: “Al principio se pensó en continuar las líneas de cornisas e impostas, pero esto no convenía al uso del nuevo edificio, y además […] destruía por completo el efecto del Palacete y de su composición de fachadas en cinco cuerpos. Habiendo comprobado que estas fachadas estaban trazadas con toda exactitud y hasta en sus detalles con la proposición derivada de la relación entre el lado y la diagonal del cuadrado, se resolvió hacer lo nuevo con este mismo sistema de proporción, trazando sus líneas como determinaba la prolongación del trazado hecho sobre las antiguas fachadas, pero sin prolongar ninguna línea arquitectónica de éstas. Se tomó como base del nuevo trazado el módulo 2,25 metros que se dedujo como el más conveniente para el programa. Este módulo, desarrollado en ambos sentidos con la relación antes citada, ha servido para el trazado completo de plantas y alzados” (LMOYAB_D003_C001-03_005).
El palacio se destinó a zona administrativa mientras que el resto se dedicaba a aulas, laboratorios, habitaciones de alumnos y profesores y los servicios que estos usos requieren. En el centro del pabellón trasero se situó la capilla, pieza singular del conjunto, de planta de cruz griega aunque la nave longitudinal es ligeramente superior a la transversal. La intersección de ambos brazos se cubre con una cúpula de 12 m de diámetro que configura un espacio unitario de gran centralidad, que coexiste con el uso procesional entre acceso y altar. Se realiza con 16 arcos cruzados construidos con hiladas de rasilla y de ladrillo que estriban en el anillo superior. Este pequeño templo es el punto de partida de las posteriores iglesias de planta elíptica del arquitecto, cuyo ejemplo perfeccionado sería, años más tarde, San Agustín.

Moya Blanco, Luis

Sueño arquitectónico

“Dos personas se encuentran en un momento de caos (diciembre de 1936). Son un escultor y un arquitecto [Manuel Álvarez de Laviada, Luis Moya]. En febrero de 1937 se agrega un militar [Vizconde de Uzqueta]. Sienten la necesidad de combatir de un modo espiritual por un orden. También de disciplinar la mente en un momento tan fácil de perderla. Y además, de hacerse un refugio interior donde pueda sobrevivir el pensamiento por encima del medio.”
El Sueño arquitectónico es una fantasía, una ocasión de reflexionar sobre la Arquitectura sin las limitaciones que la realidad impone. Sin embargo, ésta se concibe como un proyecto en un lugar concreto de la ciudad de Madrid, el cerro entre el cementerio de San Martín y el Hospital Clínico, entonces sin edificar, y se planea hasta sus últimos detalles. No obstante, al acabar la Guerra Civil, se abandona el trabajo que queda así, inconcluso.
Se trata de una ciudadela en la que destacan una gran pirámide y un arco triunfal. El conjunto se ordena, como señala el propio Moya “a la española”, como El Escorial: “Un eje principal de triunfo; otro transversal para lo fúnebre. El primero desde una anteplaza, sigue entre bastiones, hasta una plaza de distribución para circular. En ella un arco de triunfo, puerta de la gran plaza interior, para permanecer. Al fondo, suntuoso edificio enriquecido con un atrio de columnas dedicado a la conmemoración y a reunión, en inmenso salón cubierto a la española. Alrededor de la plaza, edificios porticados con balcones, teatro de esta ciudadela, cuya puerta es un arco de triunfo y cuya escena es el edificio del fondo. El eje transversal parte de la plaza de distribución y desciende hasta el atrio hundido de la pirámide.”

Las imágenes son fruto del particular ideario de Luis Moya que mezcla elementos romanos, egipcios, iluministas, etc. Entre todo ello, subyace una interpretación del clasicismo basado en la tradición propia pero sin excluir a la modernidad como él mismo autor indica, “sin imitar concretamente ningún estilo español determinado, ni anquilosar la tradición española clásica en ninguno de sus momentos, se ha continuado la tradición española con las aportaciones modernas debidas: 1º, a los nuevos programas, determinados por las circunstancias políticas, sociales y económicas; 2º, a los nuevos medios técnicos, y 3º, a la nueva manera plástica, sentido de economía visual.” *
Los dibujos, en los que Moya utiliza a veces instrumentos gráficos modernos como las axonometrías seccionadas, cuentan con una atmósfera densa y el espacio adquiere en ellos un carácter metafísico. El profesor Antón González-Capitel señala en su tesis “como en el surrealismo, las leyes de la arquitectura parecen obedecer [en estos dibujos] al mundo de los sueños. Así surge el espacio continuo, dilatado, inmedible, con la presencia mágica de los objetos. ”

  • MOYA BLANCO, Luis. “Sueño arquitectónico para una exaltación nacional”. Revista Vértice, 1940, nº 36, pp. 7-12 y 61.

Moya Blanco, Luis