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Descripción archivística
Madrid Tipo de intervenciones
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Capilla del Colegio Santa Maria del Pilar

La actual iglesia parroquial se construyó como capilla del Colegio Santa Maria del Pilar entre 1960 y 1966. Se ubica en la plaza que remata la calle de ingreso a él, desarrollada entre instalaciones deportivas al oeste y pabellones de clase al este.
Consta de dos plantas. La inferior es un semisótano dedicado a salón de conferencias, varias salas de reunión y cuartos de instalaciones. La capilla se encuentra en la planta superior precedida por un vestíbulo que da también acceso a la sacristía; de esta forma, el sacerdote debe recorrer el eje del templo para llegar al presbiterio, elevado 90 cm sobre la nave. Por la fecha de su construcción, en pleno Concilio Vaticano II (1962-65), y tal como describe una memoria perteneciente allegado Luis Moya Blanco "el altar central está colocado en medio de su plataforma, de modo que la misa puede celebrarse cara al pueblo o en la forma tradicional." (LMOYAB_D023_C006-02_094). El gran crucifijo es obra del escultor Vicente Rodilla y la vidriera de Santiago Padrós.
A cada lado de la nave se sitúan tres confesionarios, solución que no es adecuada para una iglesia parroquial, pero si para la capilla de un colegio. A los pies del templo se dispone un coro apto para 200 cantores al que se accede por medio de escaleras que arrancan adosadas al muro y continúan voladas; este recinto se prolonga al exterior en una tribuna para la celebración de misas al aire libre. Junto a la iglesia, se coloca un mástil de hormigón armado con las campanas a media altura, que se remata con una gran cruz.
La forma elegida para la cubrición de la iglesia es un paraboloide hiperbólico de planta octogonal con luces ligeramente superiores a los 60 metros y un espesor de 14 cm. Moya renueva el lenguaje de sus estructuras abovedadas pero mantiene constantes de su producción religiosa como la simultaneidad de nave central y nave itinerario, la fuerza del volumen como elemento unitario, la expresividad de las superficies que lo limitan y la superposición de un elemento de fachada. Además, la bóveda, como en otras obras anteriores de este arquitecto, se realiza con ladrillo y no con hormigón armado, lo que la convierte en un caso singular entre las construcciones del siglo XX que adoptaron estas geometrías.

Moya Blanco, Luis

Parroquia de Nuestra Señora de la Araucana

Este conjunto parroquial cuenta en su programa con iglesia, dependencias pastorales, habitaciones para sacerdotes, un aparcamiento subterráneo y dos pequeños jardines interiores. La iglesia se sitúa al fondo de la parcela y a cota más elevada que la calle Puerto Rico desde la que se accede recorriendo tres plataformas conectadas mediante escalinatas. El proyecto se desarrolla a lo largo de este camino que desemboca en una zona verde pública.
La nave del templo se adapta al carácter asambleario establecido en el Concilio Vaticano II y carece de las articulaciones formales propias de otras iglesias de Luis Moya. Según describe él mismo "tiene una forma irregular obligada por la del terreno, que unida a la estructura de arcos de diferentes luces y a la disposición de las ventanas, produce una impresión de espacio sin límites definidos más grande de lo que es en realidad (511 metros cuadrados en total). El Altar ocupa una posición central en el muro de fondo, y alrededor se han colocado los bancos en hemiciclo. No lleva decoración ni revestimiento. Las condiciones acústicas son apropiadas para la palabra y el órgano, debido a la propia construcción (se han previsto las inclinaciones de los techos para evitar ecos y reverberaciones excesivas)" (LMOYAB_D019_C004-01_038).
La luz máxima de los arcos citados es de 21,00 m y su separación de 2,40 m, medida que resulta ser el módulo general de todo el edificio. Estos arcos, de forma parabólica y construidos en fábrica de un pie de ladrillo macizo cara vista, sustentan el forjado inclinado de la cubierta, acabado en teja. Su apoyo se realiza mediante estribos de hormigón armado atirantados por el interior del forjado del piso.
La parroquia, última de las construidas por Moya, fue inaugurada el 23 de abril de 1972 y su iglesia es, quizá, la mas singular dentro de la obra de este arquitecto.

Moya Blanco, Luis

Museo del Prado [Documentación general]

“... En el periodo de los años 70 y 80, en los que hizo muchos encargos particulares, sobresalen proyectos como el de la unión y acondicionamiento del palacio del marqués de Molins a la Real Academia de la Historia (1973-1983), de la que don Fernando era miembro numerario desde 1965 sucediendo en el sillón a don Modesto López Otero, y el de total renovación (1973-1985) del antiguo palacio de Goyeneche, sede de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de la que igualmente fue académico de número desde 1973. Pero el proyecto de mayor alcance de estos años fue, sin duda, el de ampliación y acondicionamiento del Museo del Prado que hizo en colaboración estrecha con Rafael Manzano Martos, uniendo el viejo edificio neoclásico de Juan de Villanueva con el claustro de la iglesia de los Jerónimos, si bien no se llevó a cabo. Huelga decir aquí que Fernando Chueca ha sido, historiográficamente hablando, el mejor conocedor e intérprete de Juan de Villanueva, y a la vez autor junto a Lorente Junquera de la ampliación más respetuosa del Museo del Prado, llevada a cabo entre 1952 y 1954.”
NAVASCUÉS PALACIO, Pedro. “Fernando Chueca Goitia”. En AA.VV., El legado del arquitecto, Madrid: Mairea libros, 2012, p. 36.

Chueca Goitia, Fernando

Museo del Prado. Proyecto de ampliación y acondicionamiento. Pasadizo de enlace

“... En el periodo de los años 70 y 80, en los que hizo muchos encargos particulares, sobresalen proyectos como el de la unión y acondicionamiento del palacio del marqués de Molins a la Real Academia de la Historia (1973-1983), de la que don Fernando era miembro numerario desde 1965 sucediendo en el sillón a don Modesto López Otero, y el de total renovación (1973-1985) del antiguo palacio de Goyeneche, sede de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de la que igualmente fue académico de número desde 1973. Pero el proyecto de mayor alcance de estos años fue, sin duda, el de ampliación y acondicionamiento del Museo del Prado que hizo en colaboración estrecha con Rafael Manzano Martos, uniendo el viejo edificio neoclásico de Juan de Villanueva con el claustro de la iglesia de los Jerónimos, si bien no se llevó a cabo. Huelga decir aquí que Fernando Chueca ha sido, historiográficamente hablando, el mejor conocedor e intérprete de Juan de Villanueva, y a la vez autor junto a Lorente Junquera de la ampliación más respetuosa del Museo del Prado, llevada a cabo entre 1952 y 1954.”
NAVASCUÉS PALACIO, Pedro. “Fernando Chueca Goitia”. En AA.VV., El legado del arquitecto, Madrid: Mairea libros, 2012, p. 36.

Chueca Goitia, Fernando

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