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Descripción archivística
Madrid (provincia) Arquitectura religiosa
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Ermita de Nuestra Señora Virgen del Puerto, Madrid

Esta ermita, pequeña obra maestra del barroco, es el primer edificio documentado de Pedro de Ribera. Tiene, tras un frente relativamente convencional (una fachada, en la que se abre la portada, flanqueada por dos torres cuadradas) una planta octogonal que, al prolongarse por medio de exedras, da lugar a una cruz griega. Es también muy interesante la forma de disponer las estancias secundarias. Exteriormente, se busca crear un efecto llamativo por medio de la puntiaguda cubierta y los chapiteles que cubren, respectivamente, el ámbito del templo y las dos torres; este efecto debe entenderse como la búsqueda de un hito visual englobado en la primitiva ordenación del paseo fluvial, debida al mismo arquitecto.

“La ermita de la Virgen del Puerto, obra de Pedro de Ribera, resultó gravemente dañada durante la guerra civil. Se inicia su restauración en 1945, año en que se declara Monumento Nacional y se inaugura en 1951. La restauración corrió a cargo del ingeniero Carlos Mendoza y Sáez de Argandoña. La maqueta […] formó parte de la exposición Veinte años de restauración del Tesoro Artístico y Monumental de España, celebrada en Madrid en 1958.”
NEGRETE PLANO, Almudena; ALONSO RODRÍGUEZ, María del Carmen. Historia de la colección de vaciados y maquetas de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, 2013.

Escolasticado de Nuestra Señora del Pilar

Intervención realizada entre 1942 y 1944 en un palacete del siglo XVIII de la escuela de Ventura Rodríguez situado en la antigua finca de Campo-Alarge, con el objeto de destinarlo a lugar de formación de religiosos de la Compañía de María. La obra consistió en anexionarle tres alas de tres plantas para cerrar un patio ajardinado y en mantener la construcción original como la fachada principal del edificio resultante.
El propio Moya explicaba el enfoque del proyecto de este modo: “Al principio se pensó en continuar las líneas de cornisas e impostas, pero esto no convenía al uso del nuevo edificio, y además […] destruía por completo el efecto del Palacete y de su composición de fachadas en cinco cuerpos. Habiendo comprobado que estas fachadas estaban trazadas con toda exactitud y hasta en sus detalles con la proposición derivada de la relación entre el lado y la diagonal del cuadrado, se resolvió hacer lo nuevo con este mismo sistema de proporción, trazando sus líneas como determinaba la prolongación del trazado hecho sobre las antiguas fachadas, pero sin prolongar ninguna línea arquitectónica de éstas. Se tomó como base del nuevo trazado el módulo 2,25 metros que se dedujo como el más conveniente para el programa. Este módulo, desarrollado en ambos sentidos con la relación antes citada, ha servido para el trazado completo de plantas y alzados” (LMOYAB_D003_C001-03_005).
El palacio se destinó a zona administrativa mientras que el resto se dedicaba a aulas, laboratorios, habitaciones de alumnos y profesores y los servicios que estos usos requieren. En el centro del pabellón trasero se situó la capilla, pieza singular del conjunto, de planta de cruz griega aunque la nave longitudinal es ligeramente superior a la transversal. La intersección de ambos brazos se cubre con una cúpula de 12 m de diámetro que configura un espacio unitario de gran centralidad, que coexiste con el uso procesional entre acceso y altar. Se realiza con 16 arcos cruzados construidos con hiladas de rasilla y de ladrillo que estriban en el anillo superior. Este pequeño templo es el punto de partida de las posteriores iglesias de planta elíptica del arquitecto, cuyo ejemplo perfeccionado sería, años más tarde, San Agustín.

Moya Blanco, Luis

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