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Descripción archivística
Torres Balbás, Leopoldo Unidad documental compuesta
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Granada. La Alhambra

“Hay monumentos imperecederos capaces de arrostrar impunemente la acción destructora del tiempo. Transcurridas varías decenas de siglos de su construcción, podemos aún contemplarlos casi en su aspecto primitivo. Tales las pirámides egipcias y muchos de los grandes templos en los que invocaron a la divinidad los pueblos de la historia antigua. Abandonados, yérguense imponentes en los desiertos africanos y asiáticos, en las selvas indias y mejicanas. Más que pasajeras fábricas humanas, parecen creación de las fuerzas naturales.
En otros monumentos, en cambio, obras de un pasado reciente, fueron reflejándose todas las épocas transcurridas desde su construcción. De un destino más humano, la vida no ha dejado de circular por sus estancias, modificando formas y disposiciones según las necesidades de las gentes que los habitaron. Y si, al servir de albergue durante varios siglos, su construcción era pobrísima y deleznable, entonces es milagroso que quede de ellos algo más que el recuerdo.
Tal es el caso de la Alhambra. No creemos haya monumento alguno cuya pobreza constructiva sea más grande ni mayor su fragilidad. Los monarcas que levantaron sus torres y salones no reinaban, como los edificadores de la antigüedad, sobre un país de centenares de leguas, ni disponían de miles de esclavos obedientes a su mandato. Los reyes nazarís lo eran de un pequeñísimo reino de súbditos libres, de humor inquieto, y el dinero que recaudaban de sus Estados emigraba casi totalmente a Castilla, a servir de precio de una paz siempre amenazada. La ingeniosidad, la gracia y el refinamiento artístico tuvieron que suplir la falta de recursos, y los muros de tierra o ladrillo trabado con argamasa pobre en cal, las vigas mal labradas, de livianas maderas, se ocultaron tras una espléndida decoración de enchapados de barro vidriado, de placas policromadas de yeso o de escayola, de revestidos de delgada tablazón, tallada y primorosamente miniada. Rápidamente pudieron así elevarse frágiles palacios de extraordinaria riqueza y suntuosidad; pero tales obras estaban condenadas a breve existencia. Hiciéronse para el disfrute de sus constructores y sin pensar en la posteridad.
Para él que conozca bien la estructura de las fábricas de la Alhambra será siempre motivo de admiración verlas aún en pie. Pues a la fragilidad de su construcción hay que agregar, como causas de ruina, múltiples incendios y terremotos, y el abandono casi total durante poco menos de un siglo (1750-1830) por la Corona y los gobernadores y encargados de su custodia.”
TORRES BALBAS. Leopoldo. “La Alhambra y su conservación”, Arte Español, volumen VIII, 1927, pp. 249.

Torres Balbás, Leopoldo

Escultura y pintura romana

Las llamadas "diapositivas" son dos cristales de alrededor de 10,50x8,50 cm con una emulsión fotográfica en blanco y negro entre ellos
Todas se encuentran identificadas con leyenda manuscrita

Torres Balbás, Leopoldo

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