Mostrando 15 resultados

Descripción archivística
Rodríguez Alonso de la Puente, Pedro Tipo de intervenciones Español
Imprimir vista previa Hierarchy Ver :

Universidad Laboral de Gijón [Documentación general]

Tras un grave accidente minero, a mediados de la década de los cuarenta se crea en Gijón un patronato privado con el objetivo de fundar y tutelar la "Institución de formación profesional y social para huérfanos de mineros”. La obra del edificio se financiaría por las mutualidades del sector y se pretendía el autoabastecimiento posterior gracias a la producción de sus instalaciones agropecuarias y talleres.
El proyecto se encarga al arquitecto Pedro Rodríguez Alonso de la Puente que, recién titulado, acude a su antiguo maestro, Luis Moya Blanco, para formar el equipo de diseño. El grupo de técnicos elabora un ambicioso plan de conjunto que se divide en proyectos parciales de ejecución sucesiva. En el Fondo Luis Moya Blanco se encuentra documentación de los siguientes:
Proyecto número 1: [Granja agronómica]
Proyecto número 2: [Pabellones de residencia]
Proyecto número 3: Pabellón de comunidad y torre principal
Proyecto número 4: Salón de actos
Proyecto número 5: Capilla
Proyecto número 6: Taller de carpintería
Proyecto número 7: Talleres de mecánica, fundición, forja y automovilismo
Proyecto número 8: [Clases de aprendices]
Proyecto número 9 y 9': Escuela de capacitación social, residencia de antiguos alumnos y clases de estudiantes
Proyecto número 10: Pabellón de enfermería
Proyecto número 11: Talleres de electricidad, imprenta y otros
Proyecto número 12: Industrias y almacenes agrícolas
Proyecto número 13: Pabellón de dirección y alumnos externos
Proyecto número 14: Instalaciones deportivas
Proyecto número 15: Convento de religiosas clarisas
Proyecto número 16: Zonas de recreo y construcciones deportivas

Moya Blanco, Luis

Universidad Laboral de Gijón. Proyectos parciales

Tras un grave accidente minero, a mediados de la década de los cuarenta se crea en Gijón un patronato privado con el objetivo de fundar y tutelar la "Institución de formación profesional y social para huérfanos de mineros”. La obra del edificio se financiaría por las mutualidades del sector y se pretendía el autoabastecimiento posterior gracias a la producción de sus instalaciones agropecuarias y talleres.
El proyecto se encarga al arquitecto Pedro Rodríguez Alonso de la Puente que, recién titulado, acude a su antiguo maestro, Luis Moya Blanco, para formar el equipo de diseño. El grupo de técnicos elabora un ambicioso plan de conjunto que se divide en proyectos parciales de ejecución sucesiva. En el Fondo Luis Moya Blanco se encuentra documentación de los siguientes:
Proyecto número 1: [Granja agronómica]
Proyecto número 2: [Pabellones de residencia]
Proyecto número 3: Pabellón de comunidad y torre principal
Proyecto número 4: Salón de actos
Proyecto número 5: Capilla
Proyecto número 6: Taller de carpintería
Proyecto número 7: Talleres de mecánica, fundición, forja y automovilismo
Proyecto número 8: [Clases de aprendices]
Proyecto número 9 y 9': Escuela de capacitación social, residencia de antiguos alumnos y clases de estudiantes
Proyecto número 10: Pabellón de enfermería
Proyecto número 11: Talleres de electricidad, imprenta y otros
Proyecto número 12: Industrias y almacenes agrícolas
Proyecto número 13: Pabellón de dirección y alumnos externos
Proyecto número 14: Instalaciones deportivas
Proyecto número 15: Convento de religiosas clarisas
Proyecto número 16: Zonas de recreo y construcciones deportivas

Moya Blanco, Luis

Universidad Laboral de Gijón. Pabellón de enfermería

"... Al final de la década de los cuarenta cuando los trabajos de proyecto y de construcción del edificio están en marcha, la arquitectura española va abandonando decididamente su posición académica oficial y recuperando lo «moderno». Moya mantendrá su forma de pensar, al menos, hasta 1955, cuando la Universidad, después de ocho años de obra, se está acabando, y un año en el que, en todos los órdenes, se va confirmando con decisión el «deshielo» .
Tal vez tuvo entonces que comprobar el precio que había pagado por haberse unido con tal fidelidad al yugo del clasicismo: su marginación, su soledad, llegó hasta el punto de que sus compañeros contemporáneos no parecían haberle entendido nunca: no comprendían, siquiera, las diversas lecciones disciplinares que convivían bajo aquel yugo estilístico. Y así, si antes se había llegado a hacer de él casi un mito, fue olvidado mientras decidía -imagino que no sin cierto trauma- romper tan empeñada fidelidad.
La citada Sesión de Crítica [Revista Nacional de Arquitectura, 168, diciembre 1955] nos ofrece el testimonio de la época en que se han cumplido los temores de Moya, y cuando ya la Laboral, por su parte, se encarga de testificar su contrario empeño. En aquella Sesión sus compañeros, los que podríamos haber creído partícipes de sus ideas, abominan de ellas y de su obra -que ni siquiera les gusta- y, arrepentidos ya de sus propias veleidades monumentalistas, se extrañan y escandalizan ante un hombre que, en el año que corre, es aún tan antiguo. Desencantado, algo agresivo al comprender que por todos ha sido condenado, fiel, sin embargo, a sí mismo y a lo que cree cierto, cierra la Sesión con unas palabras que explican bien tanto el sentido de su obra como la firmeza de un pensamiento no demasiado dispuesto a tener que acomodarse a las distintas coyunturas:
«Os hemos presentado un edificio que, como es norma en estas sesiones, habéis criticado. Os agradezco mucho todas estas ideas. Creo, sin embargo, que estáis alucinados por esas modas que tan pronto pasan en nuestro tiempo, y más en nuestro país, donde dependen de la publicidad de las revistas extranjeras que recibimos, más que de necesidades internas sean materiales o espirituales. Los problemas que se han planteado han sido difíciles y complejos. Se ha tratado de resolver con nuestros medios reales, tanto técnicos como económicos, o sea utilizando principalmente los materiales locales o los de las comarcas próximas y la habilidad de nuestros obreros en los oficios que mejor trabajan; por ejemplo, en las canterías y en las bóvedas tabicadas. Gracias a esto se pudieron salvar momentos difíciles de escasez de hierro y cemento. [...] Es necesario, finalmente, contestar a la cuestión que todo el tiempo estaba latente en esta Sesión. ¿Es conveniente tanto aparato arquitectónico en un centro de enseñanza para obreros? [...] parece muy justo que se haya querido un edificio concebido en la más noble arquitectura que se pudo hacer, la que corresponde al hombre héroe del humanismo clásico y cristiano, en vez de la arquitectura del hombre-masa de nuestro mecanicismo, porque -como escribió el periodista de Gijón, Ignacio Taibo- edificios bajos de techo, tristes y baratos, ya tienen los obreros bastantes»”
CAPITEL, Antón. La arquitectura de Luis Moya Blanco. Madrid: Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, 1982, pp. 152-153.

Moya Blanco, Luis

Resultados 1 a 10 de 15