Mostrando 39 resultados

Descripción archivística
Madrid Construcciones de nueva planta
Imprimir vista previa Ver :

[U.V.A. de Hortaleza]

" ... Desde el primer momento se pensó que resolver de una manera provisional el problema del chabolismo era realmente acrecentarlo y se intentó y se consiguió construir las viviendas con materiales tradicionales y de larga duración y no arriesgarse a un experimento a escala gigante que podría resultar desastroso a causa de su absoluta improvisación y falta de tiempo.
La accidentada topografía del terreno aconsejó los movimientos masivos de tierras y la construcción sobre pilotes que absorbieran los desniveles existentes elevando las viviendas que, al mismo tiempo, quedaban aisladas de la humedad del suelo. Una adaptación completa a la topografía por medio de pequeños banqueos hubiera hecho interminable la fase inicial de desmonte al no permitir la actuación masiva del material mecanizado móvil, que de esta manera actuó con gran velocidad y eficacia.
Se desecharon desde el primer momento paneles prefabricados de cualquier índole y se consiguió construir los cerramientos exteriores con muros de medio pie de ladrillo macizo, enfoscado en su cara interna, cámara de aire y tabique con yeso negro y blanco. Ventanas de carpintería metálica y persianas enrollables de madera.
La estructura está formada por pilares y vigas de hierro en perfiles normales. En los forjados se huyó de las grandes placas prefabricadas, pesadísimas para el montaje y cuya garantía de funcionamiento y colocación no se veía clara. Se recurrió al sistema tradicional de viguetas pretensadas y bloques de hormigón vibrado.
Como se preveía una pésima construcción, dada la premura de tiempo, se protegieron los cerramientos externos con amplios aleros, tanto en la planta alta como en la baja, y se crearon unas galerías-corredores al modo de la más antigua tradición madrileña y que han tenido gran éxito entre los vecinos que allí hacen gran parte de su vida comunitaria, vigilan a sus hijos protegidos del tránsito callejero e incluso organizan guateques y bailes en los ensanchamientos de las zonas de escalera común."
Arquitectura, n° 70 octubre 1964, pp 21-24

Miró Valverde, Antonio

Sepultura y Capilla para los Religiosos Marianistas, Carabanchel, Madrid

Esta obra se localiza en la zona oeste de la finca que los Religiosos Marianistas poseen en el barrio de Carabanchel Alto, en Madrid, En este lugar se encuentran también otras obras de Luis Moya como el Escolasticado de Nuestra Señora del Pilar (unidad documental LMOYAB_021), la parroquia de Santa María Madre de la Iglesia (LMOYAB_042), las Escuelas Amorós (LMOYAB_050) y la Editorial SM (LMOYAB_068).
Concretamente, la construcción a la que nos referimos se sitúa en la esquina que forman la actual calle de los Marianistas y el camino de las Cruces, en el extremo opuesto a aquel por donde se sitúa el acceso y el Escolasticado; se destina a capilla y cripta con treinta y ocho enterramientos para religiosos marianistas, cuatro en la primera y el resto en la segunda.
El propio autor la describe del siguiente modo: “Se proyecta la obra de un sistema muy sólido y que no requiera gastos de conservación. Se excluye el empleo de armaduras de madera o de hierro, y de cubiertas de teja o de otro material que pueda deteriorarse. Por tanto se hará cimentación corrida de hormigón en masa, y sobre ella se elevará la construcción de fábrica de ladrillo cerámico, con bovedillas tabicadas para los nichos y escalera, así como para sostener el piso de la Capilla. Sobre ella se elevará una bóveda apuntada de rincón de claustro, cuyos empujes absorberá un zuncho de hierro de doble T p.16. Sobre la bóveda, que será tabicada con 4 vueltas de rasilla, apoyará la pirámide de ladrillo visto, formada por cuatro paños inclinados de muro de 0,25 m de grueso, coronada por la cruz de piedra. La iluminación se consigue por los medios puntos cerrados con vidriera sencilla” (LMOYAB_D005_C001-04_003). El acceso se enfatiza con un pórtico de orden toscano que sirve de base a una figura de la Virgen.
La capilla panteón evoca, a escala menor, una de las llamadas fantasías arquitectónicas de Luis Moya, el Sueño arquitectónico (LMOYAB_015) realizada en los años de la Guerra Civil, monumento a la guerra y a la muerte que mezcla elementos romanos, egipcios e iluministas.

Moya Blanco, Luis

Casa de Pedro de Valdivia

" ...Por fin acabaré este escrito con su casa de Pedro de Valdivia 8, donde vivió y trabajó desde 1958, y murió en 1990. Supone un cambio importante en su arquitectura, no tanto por su concepción, como por su plasmación en proyectos concretos. Coincide, no casualmente, con los cambios que experimenta España en lo económico y social, consecuencia del final de la autarquía y apertura al exterior.
Es un proyecto esforzado, arriesgado y moderno donde se libera de alguna rigidez de las casas anteriores, pero donde sin embargo mantiene los principios básicos e irrenunciables de su personalidad y estilo arquitectónico. El primer aspecto que llama la atención es la aparición de formas curvas: el ya comentado patio circular al que se abren las escaleras y cuartos de servicio, y que, respondiendo al tipo de casa burguesa, es paso obligado para la escalera de servicio, asegurando así su habitabilidad y por tanto su buen mantenimiento. Este patio, que en su tiempo supuso un reto constructivo y compositivo, lo describía su autor como una simple aplicación literal de la ordenanza cuando dicta el diámetro del círculo en el que debe inscribirse el patio. Pero en realidad es el corazón de la casa donde se sintetizan todas las intenciones del proyecto. También es curva la apertura de respiración del garaje que aflora a dicho patio adoptando una forma sinuosa y orgánica. La escalera principal es redonda así como su hueco y el ascensor de madera que lo recorre internamente. Y son curvas las líneas de forjado cuando se retranquean en la fachada principal y en la trasera para integrarse en la alineación del edificio colindante.
La fachada principal a norte rompe intencionadamente la simetría con sus dos cuerpos de miradores disímiles y sobre todo con e/ sólido cuerpo de ladrillo de salida de las chimeneas en la planta ático perfectamente visible al enrasar/a con la fachada. Utilizando sus términos, el edificio es cortés con el entorno porque la composición de sus tres fachadas varía en función de su entorno, especialmente la fachada norte y sur con respecto a la oeste. Las dos primeras tienen miradores para disfrutar a norte de hermosas vistas sobre la Castellana y los jardines del Museo de Ciencias Naturales, y al sur de/soleamiento; la de poniente, dando a un estrecho callejón, tiene ventanas resaltadas sobre un austero muro de ladrillo."

MOYA GONZÁLEZ, Luis. "Las casas de Luis Moya Blanco', En Luis Moya Blanco, arquitecto 1904-1990 [exposición], Madrid: Electa, D.L. 2000, pp. 161 -168.

Moya Blanco, Luis

Colegio Santa María del Pilar. Ordenación general y zona deportiva

La Compañía de María construye un centro de enseñanza en terrenos del Barrio del Niño Jesús de Madrid a mediados de la década de los cincuenta, que encarga a los arquitectos José Antonio Domínguez Salazar y Luis Moya Blanco. Este barrio, promovido por la Inmobiliaria URBIS S.A. a partir de 1947, se proyectó en el área que se extendía más allá del ensanche madrileño, limitada al norte por la calle de Sainz de Baranda, al oeste por la avenida de Menéndez Pelayo, al este por la ronda del Doctor Esquerdo y al sur por la colonia del Retiro. Era una zona de antiguos vertederos y con grandes taludes, ocupada únicamente por el Hospital del Niño Jesús y la Estación de Arganda, que se pretendía dedicar a viviendas para la clase media y en la que el centro educativo ocuparía dos parcelas dotacionales (plano LMOYAB_P067a_CR023-02_002).
La actual configuración no es el primer esquema que se manejó. En el inicio, el colegio se ubicaba en la parcela sur adyacente al segundo edificio de URBIS, con acceso desde la actual avenida de Nazaret, y la zona deportiva se desarrollaba en la que se extendía desde dicho vial hasta el borde norte del área, tal como indicaba el plan de urbanización del barrio. Finalmente esta última parcela (con una superficie de 60.910 m2) incluiría, además de la zona deportiva mencionada, el centro escolar.
La disposición de la construcción también sufrió variaciones. En un primer momento se organizó como un bloque único, pero la primera idea fue evolucionando hacia la fragmentación y la introducción en la composición de espacios libres entre los edificios que desembocaría en la ordenación definitiva. Así, el colegio se estructura a partir de una vía interior con acceso desde la calle del Portal de Belén, que divide el área en dos, la zona oeste dedicada a recreo y deporte y la este a la enseñanza, y se remata al norte con la capilla.
El sector de clases está constituido por pabellones distribuidos en una zona ajardinada. Se accede lateralmente por varios puntos desde la calle privada a las galerías abiertas que unen entre si estos pabellones, situados en dos plataformas a distinto nivel para mejor soleamiento y aprovechamiento del terreno. Una red de canalizaciones subterráneas visitable une también todos estos edificios y por ella discurren las conducciones de fontanería, saneamiento, calefacción, electricidad, etc.
Los autores explican así el programa en una memoria de mayo de 1959: "Partiendo como orientación óptima, la doble Norte y Sur, las clases se distribuyen en pabellones con dicha orientación, de dos plantas y cuatro clases cada una de ellas, excepto dos pabellones para clases especiales que son de tres plantas. Estos pabellones enlazados por medio de galerías cubiertas, forman la trama de la composición del conjunto, disponiéndose en emplazamientos adecuados los pabellones de dirección, gimnasios, música y medicina y psicotecnia y finalmente al fondo del acceso principal del colegio el conjunto formado por la Capilla, auditórium y residencia de comunidad con Dirección General y recepción y comedores de alumnos” (LMOYAB_D023_C004-04_027).

Moya Blanco, Luis

Resultados 1 a 10 de 39