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Descripción archivística
Moya Blanco, Luis Madrid Tipo de intervenciones
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Iglesia parroquial de San Agustín

El conjunto consta de Iglesia y casa parroquial; la primera presenta fachada a la calle Joaquín Costa, mientras que la segunda se sitúa en la parte posterior del solar. El proyecto se inicia en 1946 pero la obra se ejecuta con lentitud debido a la escasez de presupuesto, por lo que no se abre al culto hasta 1950, aún sin terminar las dependencias traseras.
El diseño se basa en una cuadrícula de 2,40 m de lado, tanto en planta como en alzado. El ladrillo es el material empleado para la estructura y las fachadas por ser el disponible con mayor facilidad en la época.
En palabras de su autor "ninguna preocupación simbólica ha regido el proyecto de la Iglesia de San Agustín. Sólo se ha considerado la necesidad de reunir el mayor número de fieles en buenas condiciones de visibilidad, audición y proximidad al Altar, con la condición de conseguir una estructura muy económica en sí que sin revestimiento alguno en la bóveda no sea perjudicial a las condiciones acústicas y tenga un aspecto digno. Sin embargo, todo se ha fundado en una forma tradicional de Iglesia: elíptica, como muchas de España en la época del barroco; balcón y galería (como un gineceo); altar en ábside; bóveda a gran altura, a pesar de las dificultades acústicas que exige resolver; iluminación natural repartida uniformemente..." (LMOYAB_D013_C003-03_002).
Así, la iglesia está constituida por una única nave elíptica de 24 m de longitud por 19,20 m de ancho. Como otros templos de este arquitecto, es un ejemplo de convivencia de planta central e itinerario procesional a lo largo del eje mayor, entre el acceso y el presbiterio, situado éste en un ábside circular, elevado siete peldaños sobre el nivel general.
Sobre la elipse se dispone una bóveda formada por veinte arcos cruzados agrupados en diez pares de arcos paralelos de 4,80 m de flecha. El trazado, de tradición hispano-árabe, constituye una seña de identidad de la arquitectura de Moya que, a estas alturas, había sido probado ya en las iglesias de Manzanares y del Escolasticado (unidades documentales LMOYAB_020 y LMOYAB_021 respectivamente), en el hospital de San Pedro (LMOYAB_105) y en el museo de América (LMOYAB_076). Esta disposición permitía reducir el número de cimbras necesarias para su construcción y su forma fue calculada para favorecer una buena audición de modo que la concentración de sonido no se produjera en un punto interior. Los empujes originados se absorben gracias a un zuncho perimetral de hormigón armado.
Moya explica que "por la fecha de construcción se trata de una Iglesia «preconciliar»; si bien, según las antiguas normas litúrgicas seguidas puntualmente, tenía ciertos aspectos no frecuentes en la época: la mesa del altar exenta, carencia de retablo, Sagrario en capilla independiente, forma general adecuada para la participación de los fieles, y dificultad para colocar altares en la nave" (LMOYAB_D010_C001-09_051).
Finalmente, la fachada principal se concibe independiente del edificio a modo de estandarte del templo y su concavidad amplía y enfatiza la entrada.

NOTA: El fondo LMOYAB cuenta también con el proyecto del edificio en otra localización anterior que no se realizó (LMOYAB_015a) así como con otras intervenciones parciales en él: Ampliación de piso en la Casa Parroquial de San Agustín (LMOYAB_015c) y Obras menores en la Iglesia de San Agustín (LMOYAB_015d).

Moya Blanco, Luis

Escuelas "Hermanos Amorós"

“El objeto de este proyecto es la construcción de dos pabellones destinados a Escuelas en la finca de los Religiosos Marianistas situada entre la carretera de Cuatro Vientos al Norte y las calles de Piqueras y Labradora al Sur.
Esta finca, dedicada al Escolasticado es la conocida antes con los nombres de Campo-Alange o Larrinaga. Mide 72'03 Hectáreas y tiene un edificio principal próximo a su ángulo N.E. y varios pabellones dedicados a granja agrícola a lo largo de/lindero Norte.
Los pabellones proyectados se situan próximos al lindero Sur, en la forma que indica el plano, lo cual se debe a la necesidad de respetar los olivos que existen en esa parte.
Los dos pabellones son idénticos; ambos de una sola planta, con cuatro clases, un cuarto de aseo, un almacén y una galería de enlace."
(L. Moya B./D036/C022-02/004)

Moya Blanco, Luis

Escolasticado de Nuestra Señora del Pilar

Intervención realizada entre 1942 y 1944 en un palacete del siglo XVIII de la escuela de Ventura Rodríguez situado en la antigua finca de Campo-Alarge, con el objeto de destinarlo a lugar de formación de religiosos de la Compañía de María. La obra consistió en anexionarle tres alas de tres plantas para cerrar un patio ajardinado y en mantener la construcción original como la fachada principal del edificio resultante.
El propio Moya explicaba el enfoque del proyecto de este modo: “Al principio se pensó en continuar las líneas de cornisas e impostas, pero esto no convenía al uso del nuevo edificio, y además […] destruía por completo el efecto del Palacete y de su composición de fachadas en cinco cuerpos. Habiendo comprobado que estas fachadas estaban trazadas con toda exactitud y hasta en sus detalles con la proposición derivada de la relación entre el lado y la diagonal del cuadrado, se resolvió hacer lo nuevo con este mismo sistema de proporción, trazando sus líneas como determinaba la prolongación del trazado hecho sobre las antiguas fachadas, pero sin prolongar ninguna línea arquitectónica de éstas. Se tomó como base del nuevo trazado el módulo 2,25 metros que se dedujo como el más conveniente para el programa. Este módulo, desarrollado en ambos sentidos con la relación antes citada, ha servido para el trazado completo de plantas y alzados” (LMOYAB_D003_C001-03_005).
El palacio se destinó a zona administrativa mientras que el resto se dedicaba a aulas, laboratorios, habitaciones de alumnos y profesores y los servicios que estos usos requieren. En el centro del pabellón trasero se situó la capilla, pieza singular del conjunto, de planta de cruz griega aunque la nave longitudinal es ligeramente superior a la transversal. La intersección de ambos brazos se cubre con una cúpula de 12 m de diámetro que configura un espacio unitario de gran centralidad, que coexiste con el uso procesional entre acceso y altar. Se realiza con 16 arcos cruzados construidos con hiladas de rasilla y de ladrillo que estriban en el anillo superior. Este pequeño templo es el punto de partida de las posteriores iglesias de planta elíptica del arquitecto, cuyo ejemplo perfeccionado sería, años más tarde, San Agustín.

Moya Blanco, Luis

Colegio Santa María del Pilar. Ordenación general y zona deportiva

La Compañía de María construye un centro de enseñanza en terrenos del Barrio del Niño Jesús de Madrid a mediados de la década de los cincuenta, que encarga a los arquitectos José Antonio Domínguez Salazar y Luis Moya Blanco. Este barrio, promovido por la Inmobiliaria URBIS S.A. a partir de 1947, se proyectó en el área que se extendía más allá del ensanche madrileño, limitada al norte por la calle de Sainz de Baranda, al oeste por la avenida de Menéndez Pelayo, al este por la ronda del Doctor Esquerdo y al sur por la colonia del Retiro. Era una zona de antiguos vertederos y con grandes taludes, ocupada únicamente por el Hospital del Niño Jesús y la Estación de Arganda, que se pretendía dedicar a viviendas para la clase media y en la que el centro educativo ocuparía dos parcelas dotacionales (plano LMOYAB_P067a_CR023-02_002).
La actual configuración no es el primer esquema que se manejó. En el inicio, el colegio se ubicaba en la parcela sur adyacente al segundo edificio de URBIS, con acceso desde la actual avenida de Nazaret, y la zona deportiva se desarrollaba en la que se extendía desde dicho vial hasta el borde norte del área, tal como indicaba el plan de urbanización del barrio. Finalmente esta última parcela (con una superficie de 60.910 m2) incluiría, además de la zona deportiva mencionada, el centro escolar.
La disposición de la construcción también sufrió variaciones. En un primer momento se organizó como un bloque único, pero la primera idea fue evolucionando hacia la fragmentación y la introducción en la composición de espacios libres entre los edificios que desembocaría en la ordenación definitiva. Así, el colegio se estructura a partir de una vía interior con acceso desde la calle del Portal de Belén, que divide el área en dos, la zona oeste dedicada a recreo y deporte y la este a la enseñanza, y se remata al norte con la capilla.
El sector de clases está constituido por pabellones distribuidos en una zona ajardinada. Se accede lateralmente por varios puntos desde la calle privada a las galerías abiertas que unen entre si estos pabellones, situados en dos plataformas a distinto nivel para mejor soleamiento y aprovechamiento del terreno. Una red de canalizaciones subterráneas visitable une también todos estos edificios y por ella discurren las conducciones de fontanería, saneamiento, calefacción, electricidad, etc.
Los autores explican así el programa en una memoria de mayo de 1959: "Partiendo como orientación óptima, la doble Norte y Sur, las clases se distribuyen en pabellones con dicha orientación, de dos plantas y cuatro clases cada una de ellas, excepto dos pabellones para clases especiales que son de tres plantas. Estos pabellones enlazados por medio de galerías cubiertas, forman la trama de la composición del conjunto, disponiéndose en emplazamientos adecuados los pabellones de dirección, gimnasios, música y medicina y psicotecnia y finalmente al fondo del acceso principal del colegio el conjunto formado por la Capilla, auditórium y residencia de comunidad con Dirección General y recepción y comedores de alumnos” (LMOYAB_D023_C004-04_027).

Moya Blanco, Luis

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