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Moya Blanco, Luis Moya Blanco, Luis File
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Escuelas "Hermanos Amorós"

“El objeto de este proyecto es la construcción de dos pabellones destinados a Escuelas en la finca de los Religiosos Marianistas situada entre la carretera de Cuatro Vientos al Norte y las calles de Piqueras y Labradora al Sur.
Esta finca, dedicada al Escolasticado es la conocida antes con los nombres de Campo-Alange o Larrinaga. Mide 72'03 Hectáreas y tiene un edificio principal próximo a su ángulo N.E. y varios pabellones dedicados a granja agrícola a lo largo de/lindero Norte.
Los pabellones proyectados se situan próximos al lindero Sur, en la forma que indica el plano, lo cual se debe a la necesidad de respetar los olivos que existen en esa parte.
Los dos pabellones son idénticos; ambos de una sola planta, con cuatro clases, un cuarto de aseo, un almacén y una galería de enlace."
(L. Moya B./D036/C022-02/004)

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Escuelas profesionales salesianas de San José

La creación de las universidades laborales en la década de los cuarenta del siglo XX es iniciativa del entonces subsecretario del Ministerio de Trabajo, Carlos Pinilla Turiño, con la finalidad de formar a los hijos de los trabajadores afiliados a las mutualidades laborales Concretamente, las Escuelas Salesianas de San José de Zamora se construyen entre los años 1948 y 1953 por los arquitectos Luis Moya, Ramiro Moya y Pedro Rodríguez de la Puente. Se destinaban a cerca de 300 alumnos internos procedentes de toda España y a otros 600 externos de la propia localidad. Su programa incluía aulas, talleres, residencia de estudiantes y profesores, capilla y teatro (pieza cuya terminación se demoró hasta 1957). Todo ello distribuido en torno a una gran plaza ajardinada en la que trabajó como paisajista Javier de Winthuysen (LMOYAB_D015_C003-05_002.
El acceso principal a esta institución se realiza desde un recinto urbano a través de una suerte de fisura en la edificación, situada a un costado de la iglesia, que desemboca en el jardín lateralmente. El templo preside la plaza mencionada ya que se permite el uso a los vecinos del barrio; esta doble utilidad justifica sus grandes dimensiones.
Como en otras obras de arquitectura religiosa de Luis Moya, la capilla pretende integrar la planta basilical y la central, en este caso utilizando un octógono no regular en vez de la elipse habitual, lo que provoca una nueva y atractiva solución de su cúpula de arcos cruzados. El acceso desde las escuelas se produce a lo largo del eje mayor mientras que el exterior, monumental, se sitúa en el menor.
La elección de los materiales se justificaba por sus autores del siguiente modo: "EI sistema de construcción sigue la tradición por razones prácticas y económicas cuya validez ha sido confirmada por el resultado. Los muros de carga, hechos de fábrica, resuelven a la vez la estructura y el aislamiento, con materiales y mano de obra de la localidad. Los forjados consisten en bóvedas tabicadas de 2,40 m de luz, apoyadas sobre vigas de hormigón armado de muy poca cuantía de hierro, porque la composición del conjunto permite que el canto de las vigas sea grande. Los grandes ámbitos se cubren con bóvedas tabicadas cilíndricas de gran luz, con los tirantes a la vista (talleres) o incluidos en el piso (salones). En la capilla, un zuncho resuelve los empujes, porque su trazado se ha hecho previendo esta estructura. Incidentalmente, la gran bóveda de la capilla ha alcanzado, según creemos, el límite posible en ligereza y rapidez de construcción, con muy escaso personal y muy ligero andamio” ("Fundación San José, en Zamora”, Revista Nacional de Arquitectura, año XV, mayo 1955, n° 161, p. 2).

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Sueño arquitectónico

“Dos personas se encuentran en un momento de caos (diciembre de 1936). Son un escultor y un arquitecto [Manuel Álvarez de Laviada, Luis Moya]. En febrero de 1937 se agrega un militar [Vizconde de Uzqueta]. Sienten la necesidad de combatir de un modo espiritual por un orden. También de disciplinar la mente en un momento tan fácil de perderla. Y además, de hacerse un refugio interior donde pueda sobrevivir el pensamiento por encima del medio.”
El Sueño arquitectónico es una fantasía, una ocasión de reflexionar sobre la Arquitectura sin las limitaciones que la realidad impone. Sin embargo, ésta se concibe como un proyecto en un lugar concreto de la ciudad de Madrid, el cerro entre el cementerio de San Martín y el Hospital Clínico, entonces sin edificar, y se planea hasta sus últimos detalles. No obstante, al acabar la Guerra Civil, se abandona el trabajo que queda así, inconcluso.
Se trata de una ciudadela en la que destacan una gran pirámide y un arco triunfal. El conjunto se ordena, como señala el propio Moya “a la española”, como El Escorial: “Un eje principal de triunfo; otro transversal para lo fúnebre. El primero desde una anteplaza, sigue entre bastiones, hasta una plaza de distribución para circular. En ella un arco de triunfo, puerta de la gran plaza interior, para permanecer. Al fondo, suntuoso edificio enriquecido con un atrio de columnas dedicado a la conmemoración y a reunión, en inmenso salón cubierto a la española. Alrededor de la plaza, edificios porticados con balcones, teatro de esta ciudadela, cuya puerta es un arco de triunfo y cuya escena es el edificio del fondo. El eje transversal parte de la plaza de distribución y desciende hasta el atrio hundido de la pirámide.”

Las imágenes son fruto del particular ideario de Luis Moya que mezcla elementos romanos, egipcios, iluministas, etc. Entre todo ello, subyace una interpretación del clasicismo basado en la tradición propia pero sin excluir a la modernidad como él mismo autor indica, “sin imitar concretamente ningún estilo español determinado, ni anquilosar la tradición española clásica en ninguno de sus momentos, se ha continuado la tradición española con las aportaciones modernas debidas: 1º, a los nuevos programas, determinados por las circunstancias políticas, sociales y económicas; 2º, a los nuevos medios técnicos, y 3º, a la nueva manera plástica, sentido de economía visual.” *
Los dibujos, en los que Moya utiliza a veces instrumentos gráficos modernos como las axonometrías seccionadas, cuentan con una atmósfera densa y el espacio adquiere en ellos un carácter metafísico. El profesor Antón González-Capitel señala en su tesis “como en el surrealismo, las leyes de la arquitectura parecen obedecer [en estos dibujos] al mundo de los sueños. Así surge el espacio continuo, dilatado, inmedible, con la presencia mágica de los objetos. ”

  • MOYA BLANCO, Luis. “Sueño arquitectónico para una exaltación nacional”. Revista Vértice, 1940, nº 36, pp. 7-12 y 61.

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