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Descripción archivística
Moya Blanco, Luis España Unidad documental compuesta
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Sepultura y Capilla para los Religiosos Marianistas, Carabanchel, Madrid

Esta obra se localiza en la zona oeste de la finca que los Religiosos Marianistas poseen en el barrio de Carabanchel Alto, en Madrid, En este lugar se encuentran también otras obras de Luis Moya como el Escolasticado de Nuestra Señora del Pilar (unidad documental LMOYAB_021), la parroquia de Santa María Madre de la Iglesia (LMOYAB_042), las Escuelas Amorós (LMOYAB_050) y la Editorial SM (LMOYAB_068).
Concretamente, la construcción a la que nos referimos se sitúa en la esquina que forman la actual calle de los Marianistas y el camino de las Cruces, en el extremo opuesto a aquel por donde se sitúa el acceso y el Escolasticado; se destina a capilla y cripta con treinta y ocho enterramientos para religiosos marianistas, cuatro en la primera y el resto en la segunda.
El propio autor la describe del siguiente modo: “Se proyecta la obra de un sistema muy sólido y que no requiera gastos de conservación. Se excluye el empleo de armaduras de madera o de hierro, y de cubiertas de teja o de otro material que pueda deteriorarse. Por tanto se hará cimentación corrida de hormigón en masa, y sobre ella se elevará la construcción de fábrica de ladrillo cerámico, con bovedillas tabicadas para los nichos y escalera, así como para sostener el piso de la Capilla. Sobre ella se elevará una bóveda apuntada de rincón de claustro, cuyos empujes absorberá un zuncho de hierro de doble T p.16. Sobre la bóveda, que será tabicada con 4 vueltas de rasilla, apoyará la pirámide de ladrillo visto, formada por cuatro paños inclinados de muro de 0,25 m de grueso, coronada por la cruz de piedra. La iluminación se consigue por los medios puntos cerrados con vidriera sencilla” (LMOYAB_D005_C001-04_003). El acceso se enfatiza con un pórtico de orden toscano que sirve de base a una figura de la Virgen.
La capilla panteón evoca, a escala menor, una de las llamadas fantasías arquitectónicas de Luis Moya, el Sueño arquitectónico (LMOYAB_015) realizada en los años de la Guerra Civil, monumento a la guerra y a la muerte que mezcla elementos romanos, egipcios e iluministas.

Moya Blanco, Luis

Sueño arquitectónico

“Dos personas se encuentran en un momento de caos (diciembre de 1936). Son un escultor y un arquitecto [Manuel Álvarez de Laviada, Luis Moya]. En febrero de 1937 se agrega un militar [Vizconde de Uzqueta]. Sienten la necesidad de combatir de un modo espiritual por un orden. También de disciplinar la mente en un momento tan fácil de perderla. Y además, de hacerse un refugio interior donde pueda sobrevivir el pensamiento por encima del medio.”
El Sueño arquitectónico es una fantasía, una ocasión de reflexionar sobre la Arquitectura sin las limitaciones que la realidad impone. Sin embargo, ésta se concibe como un proyecto en un lugar concreto de la ciudad de Madrid, el cerro entre el cementerio de San Martín y el Hospital Clínico, entonces sin edificar, y se planea hasta sus últimos detalles. No obstante, al acabar la Guerra Civil, se abandona el trabajo que queda así, inconcluso.
Se trata de una ciudadela en la que destacan una gran pirámide y un arco triunfal. El conjunto se ordena, como señala el propio Moya “a la española”, como El Escorial: “Un eje principal de triunfo; otro transversal para lo fúnebre. El primero desde una anteplaza, sigue entre bastiones, hasta una plaza de distribución para circular. En ella un arco de triunfo, puerta de la gran plaza interior, para permanecer. Al fondo, suntuoso edificio enriquecido con un atrio de columnas dedicado a la conmemoración y a reunión, en inmenso salón cubierto a la española. Alrededor de la plaza, edificios porticados con balcones, teatro de esta ciudadela, cuya puerta es un arco de triunfo y cuya escena es el edificio del fondo. El eje transversal parte de la plaza de distribución y desciende hasta el atrio hundido de la pirámide.”

Las imágenes son fruto del particular ideario de Luis Moya que mezcla elementos romanos, egipcios, iluministas, etc. Entre todo ello, subyace una interpretación del clasicismo basado en la tradición propia pero sin excluir a la modernidad como él mismo autor indica, “sin imitar concretamente ningún estilo español determinado, ni anquilosar la tradición española clásica en ninguno de sus momentos, se ha continuado la tradición española con las aportaciones modernas debidas: 1º, a los nuevos programas, determinados por las circunstancias políticas, sociales y económicas; 2º, a los nuevos medios técnicos, y 3º, a la nueva manera plástica, sentido de economía visual.” *
Los dibujos, en los que Moya utiliza a veces instrumentos gráficos modernos como las axonometrías seccionadas, cuentan con una atmósfera densa y el espacio adquiere en ellos un carácter metafísico. El profesor Antón González-Capitel señala en su tesis “como en el surrealismo, las leyes de la arquitectura parecen obedecer [en estos dibujos] al mundo de los sueños. Así surge el espacio continuo, dilatado, inmedible, con la presencia mágica de los objetos. ”

  • MOYA BLANCO, Luis. “Sueño arquitectónico para una exaltación nacional”. Revista Vértice, 1940, nº 36, pp. 7-12 y 61.

Moya Blanco, Luis

Universidad Laboral de Gijón. Capilla

La construcción de la capilla de la Universidad Laboral de Gijón aprovecha la experiencia de la parroquia de San Agustín (unidad documental LMOYAB015b), realizada unos años antes. Moya utiliza la iglesia madrileña como modelo aunque dota a la asturiana de dimensiones mayores (ejes de la elipse de 40,80 y 25,20 m, frente a los 24,00 y 19,20 previos) para acoger al número de fieles que establecía el programa; así, entre la nave y la galería alta que la rodea, había bancos para, aproximadamente, 2.100 personas. Se altera también la relación entre los ejes de la elipse a favor del mayor, lo que no impide seguir percibiendo el espacio como único a pesar de introducir mayor tensión en el combinado de planta central y longitudinal; esto exige una mayor pericia en la resolución de los problemas estructurales y constructivos, ya que los veinte arcos de la bóveda que cubre el templo, cuentan con distinta luz y distinta deformación y muchos de sus arranques resultan muy oblicuos respecto al zuncho perimetral.
Moya explica que "lo hecho es una copia de aquellas basílicas, conservando todos sus elementos: Altar bajo baldaquino, Presbiterio, Arco triunfal, Ambones, Coro de Cantores, Nave amplia y Galerías superiores. La modificación hecha en esta disposición basilical primitiva consiste en que los muros de la Nave y sus Galerías se han curvado de modo que la forma rectangular de aquellas naves antiguas se ha transformado en una elipse", además, justifica que "la forma de la nave se deriva de la construcción y también de la necesidad de acercar su centro de gravedad hacia el altar, pues se consigue con esta forma mejor que con una nave rectangular, a no ser que ésta sea muy ancha, en cuyo caso quedan lugares de muy mala visualidad en los costados. Con esta forma, y con el manejo de superficies absorbentes y reflectoras de sonido en muros y bóvedas, se conseguirá una buena disposición, tanto para oír como para ver”, En lo que respecta a aspectos estructurales continúa "los empujes no pueden absorberse en una gran nave rectangular más que con contrafuertes de fábrica, que son costosísimos, o con tirantes visibles [...]. La única solución que aceptamos para absorber empujes con tirantes, que es lo económico, consiste en las formas circulares o elípticas, donde el tirante se convierte en un zuncho alojado en la misma curva que sirve de arranque de la bóveda, y por tanto, invisible". Es curiosa la referencia al plazo de ejecución “La construcción de la bóveda se hizo en dos meses, en el verano de 1954, con 12 oficiales de albañil como término medio, pues las vacaciones de verano hacían variar este número continuamente (Fondo Luis Moya Blanco)
Por lo que se refiere a su relación con el resto del conjunto de la Universidad Laboral, la capilla está situada en.un lugar destacado, al fondo de la plaza, entre el teatro, a la derecha, y la torre, a la izquierda
Su condición de "sagrario" en el interior de esta suerte de ciudadela, ahorra la fachada que era indispensable en San Agustín. La configuración de este patio recuerda a la del espacio clásico ideal de una pintura del renacimiento, en el que su cilindro elíptico, que se hace claramente evidente al entrar tangencialmente en la plaza, adquiere una gran importancia plástica animado por un vigoroso ritmo de hornacinas.

Moya Blanco, Luis

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